Este maravilloso invento introducido en 1994, luego de la reestructuración de las divisiones, ha mantenido un sabor especial desde aquel entonces y si echamos un vistazo a la liga en el día de hoy nos damos cuenta de que las cosas no son diferentes.
Salvo Boston que siempre ha sido el favorito para el Wildcard, en la Nacional con el descalabro de Mets y Cachorros, las compuertas se han abierto a contendores no tan habituales y, según lucían las cosas entre Julio y Agosto, puesto a más de uno a dudar sobre quien cruzaría finalmente. Todo esto ha elevado el interés e incluso los ingresos por asistencia en equipos que al principio de la temporada tenían peores expectativas.
El Pasado Reciente (foto Jason Marquis)
Volviendo al 30 de Agosto, el wildcard de la Nacional era un bolero con Rockies y Gigantes empatados al ritmo de Manzanero. Además con los Bravos y Marlins a 3.5 juegos, buscando colarse. En ese momento los Rockies tenían una racha de 5 perdidos y los Gigantes 3 victorias al hilo, y comenzaban a oírse las voces aconsejar: “cuidado con San Francisco” , “se cayeron los Rockies”, etc. A esto contribuyó que en los últimos 10 juegos de agosto de los pupilos de Jim Tracy, diluyeron su liderato y oportunidad de cazar a los Dodgers en series consecutivas contra estos y los Gigantes, quedando 1-2 vs. Dodgers y 3-4 vs. Gigantes; de esos 10 juegos, 7 se definieron por tres carreras o menos y tuvieron asistencia promedio de 37.807 fanáticos.
En la Americana no voy a abundar mucho con Boston bailando un merengue a un mosaico de distancia con Texas y Tampa, quienes estaban detrás por 3.5 y 5.5 cada uno.
El Presente (foto Troy Tulowitzki)
Dicho lo anterior, ahora volvemos al presente y ahora en lugar de Manzanero, en la Nacional está sonando una salsita de Maelo Rivera, con los Rockies cómodos a 5.5 juegos de San Francisco y con Marlins, Bravos y Cubs alejándose. Cuál ha sido la diferencia? El calendario. Mientras San Francisco ha estado lidiando con Phillies, Dodgers y Milwaukee, los Rockies han comido con su dama: Mets, Arizona, Cincinnati y San Diego. En sus últimos 20 juegos de la temporada regular los Rockies tendrán 9 juegos contra equipos por encima de .500 (San Francisco, Dodgers y San Luis), mientras que los Gigantes tendrán 12 (Dodgers, Rockies y Cubs). En función de la distancia actual, la comodidad en el calendario y la poca ofensiva de San Francisco, me subo en el vagón de los Rockies.
A pesar del gran desarrollo de Tim Lincecum, Matt Cain, oOnathan Sánchez, Brian Wilson y Pablo Sandoval y la resurrección de Barry Zito, los Gigantes se van a quedar cortos por poca cosa. Imaginen que hubiesen adquirido a Adam Dunn, aportando 2 victorias, y Bobby Abreu con 2.3, resten a Ryan Garko (-0.4) y a Travis Ichikawa (+0.7), eso le da 3 victorias más a este equipo a la fecha, sin sumar el efecto marginal logrado a través de un mejor lineup, administración de los platoons y sustituciones defensivas.
Cruzando a la Americana, Boston sigue siendo el favorito, pero cuidado con los Rangers que están a 2 juegos. A pesar de ser el tercer equipo en salidas de calidad (71), el pitcheo abridor de Boston sigue sin ser totalmente confiable, mientras esperan un retorno de Daisuke Matsuzaka el próximo martes. Texas tiene buena ofensiva y buen pitcheo, sin embargo creo que al final caerán ante Boston. Viendo el calendario, Boston tiene los rivales más difíciles: Yankees, Angelinos y Tampa (que le juega muy bien) en 15 de sus 24 juegos finales; mientras Texas tendrá 17 juegos con equipos por encima de .500, exclusivamente Angelinos y Marineros.
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